miércoles, 15 de abril de 2009

Principales recetarios publicados

1) El papiro X de Leiden y el papiro de Stockolmo. Se trata de dos fragmentos griegos del siglo III y por lo tanto pre-medievales, pero relevantes en este ponto porque constituyen una fuente principal de muchos de los tratados reseñados a continuación. En 1913 se descubrió que ambos papiros habían sido escritos por el mismo escriba y que formaron parte de un único tratado, que se dividió en 1828. En 1828 el Papiro X de Leyden fue encontrado enterrado con una momia (quizás como un objeto de lujo a modo de presente funerario), y precisamente por eso sobrevivió a la quema de escritos alquímicos decretada en el 296 por el emperador Diocleciano. Al estar enterrado, no pudo ser el ejemplar de ninguno de los manuscritos medievales, pero los textos contenidos en estos dos papiros debieron existir también en otras copias, y esas copias, ahora perdidas, permitieron que el texto sobreviviera y se transmitiera a lo largo de los siglos hasta la época en que apareció el siguiente tratado: el manuscrito de Lucca. Gran parte de su contenido trata de la imitación de materiales preciosas, como oro, gemas y púrpura de Tiro. Algunas recetas parecen compuestas expresamente para producir sucedáneos y falsificaciones. Otras son menos explícitas y se podría interpretar que el autor creía que la transformación tenía en efecto lugar. Leyden X contiene 111 recetas relativas a oro de imitación, metales decorativos, crisografía, tintes de imitación de púrpura de Tiro (con algunos extractos añadidos de Dioscórides o minerales), mientras que el papiro de Stockolmo trata de otros tintes y colores y de cómo hacer piedras artificiales. Las mejores introducciones a ambos papiros son Caley 1926 y 1927.

2) El manuscrito de Lucca. También conocido como Compositiones ad tingenda musiva o Compositiones variae (“Composiciones para teñir mosaicos, pieles y otras cosas, dorado de hierro, minerales, crisografía, preparación de pegamentos y otras recetas”). El núcleo del texto había sido compilado probablemente ya hacia el año 600, probablemente en Alejandría a partir de textos griegos anteriores, y traducido en Italia hacia el 750/800, que es la época de la que data la compilación. Contiene materiales originarios de Asiria, Egipto, Bizancio y de las civilizaciones árabe e hindú, y algunos de sus extractos pueden rastrearse hasta Teofrasto, Dioscórides, Plinio o Vitruvio, y también incluye algunas recetas contenidas en el papiro de Leyden y Stockolmo. Mantiene también parentesco con la Mappae Clavicula y con el libro de Heraclio. Se han identificado un amplio número de manuscritos con textos procedentes de este tratado. Sin embargo, su compilador no se limitó a recoger material escrito, sino también tradiciones orales de Italia y otras partes, según atestiguan varias adiciones. Constituye por tanto una compilación de numerosas recetas técnicas sobre pintura y otras artes y describe la preparación de pigmentos (minerales y lacas), pinturas, tintes, teñidos de hueso y cuero, barnices, pegamentos para múltiples propósitos, crisografía y dorado, junto con otras técnicas decorativas, incluyendo mosaico y orfebrería, además de comentarios sobre minerales y metales y otras recetas que no tienen mucho que ver. Muchas recetas son un tanto lacónicas, pero claramente sirvieron de guía para artesanos, y por ejemplo los pesos aparecen especificados con frecuencia. El mejor estudio sobre el manuscrito de Lucca sigue siendo el de Johnson (1939), que enumera exhaustivamente los paralelos y concurrencias del manuscrito de Lucca con otros textos y otros manuscritos.

3) Mappae Clavicula y De coloribus et mixtionibus. Este curioso título debe traducirse como “llavecita” (quizás a la pintura o a las prácticas químicas). Aunque parte es claramente de origen anterior, con recetas rastreables hasta el Papiro de Leyden-Stockolmo, el núcleo se compiló probablemente hacia el 800, con adiciones en los siglos XI y XII. Se ha conservado completo en dos manuscritos, pero muchos otros contienen recetas sueltas. El De coloribus et mixtionibus constituye la primera parte de la Mappae Clavicula y ha sido identificado como un texto separado con su propia historia. Se concentra en las combinaciones de pintura, especialmente en los pigmentos químicamente incompatibles. La Mappae Clavicula contiene unas 300 recetas y descripciones misceláneas de operaciones químicas y alquímicas, incluyendo instrucciones sobre la manufactura y uso de tintes, lacas, tintas y otros pigmentos, juntamente con metalurgia, dorado, crisografía, nielado, bruñido y otras recetas misceláneas, como veneno para flechas. Los pesos y medidas se ofrecen con frecuencia, pero algunas recetas contienen material erróneo o incomprensible que sugiere que buena parte de él fue confeccionado en un proceso de copia acrítica y a medio comprender, lo que implica que el copista no era buen conocedor de la práctica artesanal. Una buena introducción de la Mappae Clavicula es Smith y Hawthorn (1974) y para el De coloribus et mixtionum Petzold (1995).

4) Heraclius, también escrito Eraclius. Heraclio es el autor ficticio de una obra en tres libros, el De coloribus et artibus Romanorum, que ostensiblemente describe prácticas clásicas más que medievales. De hecho, es obra de dos autores. Las partes I y II, en verso, son probablemente italianas, del siglo X, mientras que la III es más tardía, del XIII y probablemente francesa. Existen dos manuscritos principales, ambos con copias completas de Teófilo y fragmentos de otros tratados. Hacia el siglo X los artesanos monásticos estaban intentando conscientemente recrear el arte del Imperio Romano, y ciertamente Heraclio tiene ecos de Vitruvio. Describe la manufactura de lacas y pigmentos minerales, vidrieras, dorado, crisografía, pintura al óleo y al huevo, etc. y ofrece indicaciones sobre mezclas contraindicadas, barnices y tintes (especialmente para cuero), así como artesanía en otros materiales: gemas, marfil, cristal, vidrio, cerámica... y técnicas para juzgar la calidad de materiales.

5) La clarea. Escrito por un autor conocido como el Anónimo Bernense, la Clarea es un breve pero valiosísimo tratado de los siglos XI-XII sobre el uso y la preparación de la clara de huevo para escribir e iluminar libros. El estudio y edición fueron realizadas por Thompson, en Technical Studies in the Field of Fine Arts (1948), 1 (1&2), 8-19 & 70-81.

6) Theophilus. Acaso el más importante de los autores medievales citados en este campo. Teófilo Presbítero, ha sido a veces identificado con el monje artesano Roger de Helmarschauen. La evidencia interna sugiere que Teófilo estaba influido o al menos familiarizado con la práctica bizantina, especialmente por lo que respecta al trabajo con metales, y de hecho conocía el papel, cuando en muchas partes de Europa era todavía desconocido. Probablemente fue un monje que trabajó y viajó por Europa central y septentrional, acaso Alemania. Su tratado se titula De diversis artibus o Schedula Diversarum Artium, y la fecha exacta de composición debió de rondar el 1100. Se ha conservado completo en cuatro manuscritos, además de un gran número de fragmentos. Aunque un pequeño número de recetas se basan en la Mappae Clavicula, en general es bastante original. Los mejores estudios sobre Teófilo son:
- Dodwell, C.R. Theophilus, de diversis artibus / The Various Arts, Medieval Texts. London & Edingurgh: Thomas Nelson and Sons, 1961, rep. Oxford 1986. Edición y traducción al inglés.
- Hawthorne, J.G. and Smith, C.S., Theophilus’ On Divers Arts, corrected edn., 1963, Univ. of Chicago Press, New York-Dover, 1979. Traducción inglesa con notas y estudio.
- Brepohl, E., Theophilus Presbyter und das Mittelalterliche Kunsthandwerk, 2 vols., Köln, Weimar, Wien: Böhlau Verlag, 1999. Reimpresión de la edición de Dodwel con una traducción alemana y 154 láminas de reconstrucción de técnicas y 118 ilustrativas de obras de arte.

7) Codex Matritensis. Manual de hacia 1130 con recetas de pigmentos, barnices, tintas y adhesivos. El texto se originó probablemente en Italia, en el siglo VIII y muchas recetas sobre crisografía, oro de imitación y sucedáneos recuerdan mucho al Papiro de Leyden y está estrechamente relacionado con el Manuscrito de Lucca. Una edición con un pequeño comentario y glosario en J.M. Burman, Recipes from Codex Matritensis A.16 (ahora 19). University of Cincinnati Studies Series II, Vol. VIII, part. 1, 1912.

8) Audemar, De coloribus faciendis, S. XIII-XIV, también conocido como Pedro (o Pierre) de St. Omer, o Petrus de Sancto Audemaro, originario quizá del norte de Francia, Contiene las recetas usuales para fabricación y temple de pigmentos minerales y lacas, tintas negras, adehsivos, gomas, crisografía y dorado de imitación.... La mejor edición, con comentario, sigue siendo la de Merrifield (1849).

9) Liber de coloribus illuminatorum sive pictorum. Probablemente originario de Francia, es un tratado para iluminadores y pintores del siglo XIV. Contiene un gran número de recetas para la preparación, manufactura y temple de pigmentos, incluyendo pintura al óleo, así como recomendaciones para mezclar colores y pigmentos incompatibles entre sí. Su material es similar al de Teófilo, Audmear, Heraclio y la Mappa Clavicula y da muy buenas y claras recetas para los pigmentos más corrientes como verdigrís, bermellón, brasil y blanco de plomo. La mejor edición es la de Thompson de 1926.

10) De arte illuminandi, también conocido como el Códice Napolitano. Importante y sustancial tratado del s. XIV, aparentemente producción italiana, sobre iluminación de manuscrito, profesión que afirma ser la suya. Incluye la preparación de pigmentos sobre todo a partir de origen vegetal, así como dorado, colas, medios, crisografía y técnicas de pintura, pero no tinta. Más o menos es contemporáneo a Ceninni y junto con él contiene la fuente más adecuada para estudiar los métodos utilizados en Italia en los albores del Renacimiento. En general todas las recetas proceden de su conocimiento práctico, sin referencia a autoridad ninguna, y se detiene especialmente en las substancias más habituales. Como referencia ver Thompson y Hamilton (1933) y Brunello (1975).

11) Los tres tratados de Archerius, Alcierius o Alcherius, compilados en Italia hacia el 1400 y recogidos en la compilación de Le Begue. El De diversis coloribus recoge asuntos relativos a pintura: preparación de pigmentos, mezcla, fresco, óleo, barniz, temple, preparación de paneles, pergamino o papel, dibujo con punta metálica, dorado y otras técnicas similares. De coloribus diversis modis tractatur trata de pigmentos, oro y dibujo con punta de plata. Experimenta de coloribus cubre las mismas materias añadiendo pintura de miniaturas más tinta y otras recetas misceláneas sin relación alguna. Hay una edición con traducción inglesa en Merrifield 1849.

12) Le Begue. Es una de las compilaciones mejor conocidas, publicada con traducción inglesa por la Sra. Merrifield (1849). Es una colección realizada en 1413 de textos sobre técnicas de iluminación y otras técnicas procedentes de diversas fuentes, y suplementada con algún material original: dos glosarios sobre color y términos técnicos (Tabula de vocabulis sinonimis y Alia tabula imperfecta et sine inicio), y otras recetas adicionales sobre oro y crisografía, yeso, pigmentos, lacas, tintas, adhesivos y formas de borrar letras.

13) .Cenino Cennini, Il libro dell’arte. Junto con Teófilo es la fuente más indispensable. Redactado hacia 1390, es un tratado amplio y sistemático sobre técnicas de dibujo, pigmentos, pinceles, medios, pintura al óleo, pintura mural al fresco y seco, preparación de paneles, yeso, adhesivos, dorado, diseño textil, barnices, preparación de pergamino, iluminación, trabajo sobre telas, vidrio, mosaico y otros materiales, a finales de la Edad Media y comienzos del Renacimiento. Trata también de las proporciones de una figura, los colores empleados para las barbas de jóvenes y ancianos y como pintarlas, elección de colores para las caras, etc. Cennini se refiere a su maestro, Agnolo Gaddi, y al padre de Agnolo, Taddeo, y al maestro de Taddeo, Giotto. La mejor edición, con traducción inglesa, sigue siendo la de Thompson, The Craftsman’s Handbook, 1933.

14) Ambrogio, Ricepte d’Affare più Colori. Tratado italiano de Ambrosio di St. Pietro, de Siena, escrito hacia el 1462. Se concentra en la escritura, incluyendo recetas para crisografía, pigmentos, temple, medios, tinta, preparación del pergamino, eliminación de manchas de grasa y escrituras antiguas en el pergamino. Aunque contiene algunas citas, es decididamente el trabajo de un artista para artistas. El manuscrito fue editado por Thompson en 1933.

Introducción

En la actualidad existen unos 400 manuscritos medievales con recetas de productos y materiales para la creación de obras de arte, muchas de las cuales se remontan a cientos de años atrás. Se trata de textos extremadamente diversos, ya que mientras que algunos son muy concisos y concretos, consejos dados por artistas o artesanos para artistas o artesanos, otros son colecciones sin un orden aparente, fruto del interés de sus compiladores, que en más de un caso parecen haber sido simples curiosos legos en la materia.

Cada uno de estos manuscritos es producto de un único y específico conjunto de circunstancias. Un cierto texto puede haber sido copiado palabra a palabra como algo cerrado y completo en sí mismo, como en el caso de los textos literarios, pero para tratados científicos, enciclopedias o libros de trabajo, era muy corriente que el copista se sientiera autorizado a corregir o añadir párrafos a su modelo, según el conocimiento disponible en su momento y lugar. Y estas enmiendas podían proceder de otros tratados similares a su alcance o de su experiencia diaria como profesional. Si encontraba palabras desconocidas podía glosarlas o reemplazarlas con equivalentes locales, dando lugar a variantes muy significativas en el texto.

Algunos de estos textos han sido ya editados y traducidos a varios idiomas. Sin embargo, muchas de las ediciones y traducciones disponibles son muy antiguas, realizadas a menudo a partir de un único manuscrito, o como mucho colacionando dos o tres. En ocasiones después de la edición han salido a la luz manuscritos más antiguos o de mejor tradición, que es necesario considerar. Y no se puede perder la esperanza de que una búsqueda sistemática en bibliotecas con fondos manuscritos tenga como resultado algún tratado desconocido todavía.